En Lima, lejos del rumor del mar, las Maldivas se presentaron como una promesa. En un encuentro reservado con agentes de viajes, los representantes de Heritance Aarah y Adaaran Resorts —dos emblemas del grupo Aitken Spence Hotels— trazaron un puente entre el atolón Raa y la capital peruana. No se trataba solo de promover un destino, sino de revelar una nueva sensibilidad: la del lujo consciente, aquel que habita en la armonía entre el hombre y el océano.

El arte de habitar la calma
En el universo de Heritance Aarah, el “todo incluido” adquiere otra dimensión. No es exceso, sino curaduría. Gastronomía que conversa con la marea, villas suspendidas sobre el agua que respiran silencio, programas de bienestar diseñados para detener el tiempo. La belleza aquí no se impone: se revela. A su lado, Adaaran Resorts propone una experiencia más diversa y accesible, sin perder la delicadeza del detalle. Familias, parejas, exploradores del sosiego: todos hallan un ritmo que se ajusta a su propia versión del paraíso.
Ambas marcas comparten una convicción: la sostenibilidad no es una tendencia, sino una ética estética. En Heritance Aarah, la preservación marina forma parte de la arquitectura del alma. En Adaaran, la cultura local se entreteje con la experiencia del viajero. El lujo, entonces, deja de ser una distancia para volverse una relación.



El vuelo que une dos orillas
La presencia de Qatar Airways añadió el hilo invisible que une continentes. Con vuelos que enlazan Lima, Doha y Malé, la aerolínea ofrece una ruta tan precisa como poética: del desierto a la laguna turquesa. Gina De Fina y Claudia Gálvez, representantes de la compañía en Perú, subrayaron una verdad que va más allá de la logística: volar también puede ser un gesto de diseño.
Por su parte, Tika Group, liderado por Tika Suárez, asumió la representación exclusiva de ambas propiedades en el Perú. Suárez lo describió como una oportunidad de ofrecer a los viajeros peruanos un lujo bueno, bonito y verdadero: una definición que, lejos de lo comercial, suena casi filosófica.
El encuentro culminó sin estridencias, como quien apaga una vela y deja que el aroma permanezca. En la penumbra de un hotel limeño, se habló de atolones, arrecifes y cielos imposibles; pero, sobre todo, de una idea: que el viaje —cuando es auténtico— no comienza en el despegue, sino en la mirada que aprende a ver distinto


Heritance Aarah, Adaaran Resorts, Qatar Airways y Tika Group no solo conectan destinos. Conectan maneras de estar en el mundo. Allí donde el lujo se confunde con la naturaleza, y la distancia se vuelve contemplación.
Escribe y fotos: Nasim Mubarak