La luz de la mañana cae sobre la ciudad y, entre cafés y esquinas, Marcelo Frisansho observa el mundo con la calma de quien entiende que cada gesto comunica. Su estilo, dice, nació entre risas y comedia, pero siempre con la moda como hilo invisible que lo ha acompañado. Hoy, entre streetwear y sofisticación, su mirada revela un código personal: la autenticidad como lenguaje universal.

Un estilo que respira coherencia
Para Marcelo, cada publicación, cada colaboración, es una extensión de sí mismo. No hay artificios ni concesiones: solo alianzas con marcas que reflejan su vida y valores. La credibilidad, afirma, no se compra; se construye en el tiempo, en la consistencia de mostrar quién se es realmente. Desde la elección de un outfit hasta la forma de compartir sus viajes, todo se convierte en una narrativa que define su marca personal.



El lifestyle como lenguaje global
Más allá del contenido, Frisansho sostiene que el verdadero eje está en los hábitos: disciplina, alimentación, deporte y mentalidad. Este equilibrio cotidiano proyecta la versión más consciente de sí mismo y permite que su comunicación trascienda la estética. Observa el panorama local con ojo internacional: Perú alberga talento y creatividad; lo que diferencia a cada creador es la capacidad de conectar de manera auténtica con su comunidad, y allí reside el potencial de crecimiento y la llegada de marcas globales.

Ser reconocido no es un destino, sino un proceso que se construye con coherencia y constancia. En la voz de Marcelo Frisansho, el estilo no es solo lo que se viste, sino lo que se vive, lo que se respira, lo que deja huella.
Escribe: Nataly Vásquez