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Renata Burneo: Trascender en espacios inventados

El diseño de interiores no se trata solo de embellecer espacios, sino de capturar una esencia, proyectar una identidad y generar una experiencia. Renata Burneo ha convertido esta premisa en el eje de su carrera.  Con una visión que trasciende la estética, ha trabajado con marcas como ECRU y Doménica Padilla, así como en los espacios de empresarias reconocidas como Brunella Horna, desarrollando conceptos que refuerzan el posicionamiento de cada cliente. Para ella, el diseño es una herramienta estratégica, capaz de contar historias y marcar una diferencia.

El ADN de una marca convertido en espacio

Cada proyecto que emprende es un ejercicio de identidad. “No se trata solo de diseñar un lugar bonito, sino de entender la esencia del cliente, su evolución y cómo quiere proyectarse en el futuro”, explica Burneo.

Este enfoque ha sido clave en su trabajo con marcas en expansión. En los locales de Doménica Padilla, estableció una identidad visual coherente que permite replicar el concepto en nuevos espacios sin perder autenticidad. Para ECRU, trabajó con materiales y disposiciones que reflejan su compromiso con la moda sostenible, asegurando que el diseño dialogue con los valores de la marca.

Sin embargo, su capacidad de interpretar la esencia de un cliente va más allá del ámbito comercial. En proyectos residenciales, como la casa de Brunella Horna, el reto fue plasmar su estilo de vida en cada detalle, fusionando funcionalidad y personalidad. “Cada espacio tiene su propia historia y debe sentirse auténtico”, enfatiza Burneo. No cree en diseños genéricos ni en fórmulas repetitivas; cada proyecto es único y responde a una visión a largo plazo.

El diseño como experiencia sensorial

Para Burneo, un espacio no solo debe ser visualmente atractivo, sino que debe generar una experiencia. “No pienso en cómo se verá el lugar, sino en cómo se vivirá”, comenta. Cada material, cada textura y cada fuente de luz son elegidos estratégicamente para crear una atmósfera que provoque emociones y fortalezca la identidad del proyecto.

Este principio rige su trabajo en Beso de Sal, su boutique resort en el norte del Perú. Más que un hotel, lo concibió como un refugio donde la arquitectura y el entorno natural se integran para ofrecer una experiencia de descanso y exclusividad. “No quería que Beso de Sal fuera solo un destino atractivo, sino un lugar que las personas recuerden por lo que les hizo sentir”, explica.

En un sector donde la oferta crece constantemente, la diferenciación es clave. La diseñadora ha logrado que cada espacio que crea tenga una huella propia, reflejando un concepto bien definido y una experiencia auténtica.

Diseñar para la permanencia, no para la tendencia

Mientras las modas dictan nuevas formas y estilos, Burneo apuesta por la atemporalidad. “No diseño para el momento, diseño para la trascendencia”, afirma con convicción.

Para ella, la autenticidad no es una cuestión de estética, sino de esencia. Cada proyecto parte de un análisis profundo que garantiza que el espacio mantenga su vigencia con el tiempo. Su objetivo no es encajar en lo pasajero, sino construir conceptos sólidos que evolucionen con sus clientes. “Un buen diseño no se mide por su impacto inmediato, sino por su capacidad de seguir siendo relevante con el tiempo”, asegura.

Su obsesión por los detalles y su enfoque en la exclusividad la han convertido en un referente del diseño estratégico. “Un espacio bien diseñado no solo se ve bien, sino que deja una huella. Y mi trabajo es asegurarme de que esa huella sea imborrable”.

El hogar como reflejo de una filosofía de vida

Su reciente matrimonio con Santiago, tras cuatro años de relación a distancia, ha reforzado su visión sobre el diseño y la vida misma. “Nunca he creído en lo efímero. Ni en el amor, ni en el diseño”, confiesa.

La boda en Colán, un lugar con gran significado en su historia, fue un reflejo de su filosofía: cada espacio debe contar algo, transmitir una esencia y tener propósito. Ahora, en su hogar compartido, su enfoque ha evolucionado. “Ya no se trata solo de estética o funcionalidad, sino de significado. Cada detalle importa, cada elección define una sensación, un recuerdo, una conexión”, explica.

Para Burneo, el equilibrio entre la vida personal y profesional no es una lucha, sino un reflejo. “Diseño con la misma mentalidad con la que vivo: con precisión, con estrategia y con un nivel de exigencia que no es negociable”.

Quizá ahí radique el verdadero secreto de su éxito: en la certeza de que lo que deja huella no es lo que impresiona en un instante, sino lo que sigue teniendo sentido con el paso del tiempo.

Renata Burneo no solo diseña espacios, construye identidades. Su trabajo es la prueba de que la belleza, cuando tiene propósito, trasciende.

Redacción: Anghelo Basauri Escudero