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Respirar para volver a sentir: El viaje interior con Andrés Vernazza

En una realidad obsesionada con la rapidez y el control, Andrés Vernazza propone una revolución silenciosa: detenerse, respirar y habitar el cuerpo como vía de sanación emocional. En conversación con Signature, comparte su mirada sobre el dolor, la presencia y el arte de acompañar sin salvar.

El cuerpo como brújula emocional

Para Andrés Vernazza, terapeuta y guía de procesos de sanación emocional, el cuerpo no es un vehículo secundario: es el mapa más honesto de nuestras heridas. “Durante años intenté entenderme desde la cabeza… pero había dolores que no se iban por más que los entendiera”, confiesa. Su experiencia lo llevó a reconocer que el cuerpo guarda lo que la mente no puede procesar, y que el primer paso hacia la sanación muchas veces se da al inhalar con conciencia.

Su enfoque combina respiración consciente, presencia plena y una profunda escucha del cuerpo. Más que una técnica, se trata de “volver a casa”, de permitir que el cuerpo hable y revele lo que ha permanecido en silencio por demasiado tiempo.

Acompañar desde la verdad, no desde el ego

En un tiempo donde muchos buscan “gurús” que prometan fórmulas rápidas, Vernazza se aparta de esa lógica. No se define como sanador, ni pretende salvar a nadie. “Acompañar es estar sin invadir”, afirma. Su trabajo es sostener un espacio donde las personas puedan encontrarse consigo mismas, sin que él se interponga.

Esa postura exige un trabajo personal constante. “Cada historia me refleja algo. Me obliga a mirar mi propia vulnerabilidad”, explica. Desde ese lugar de humildad y coherencia, el vínculo terapéutico se transforma en un espejo compartido, donde ambos —acompañante y acompañado— se nutren y se transforman.

Del control al sentir: un nuevo ritmo interior

Consultado sobre cómo acompaña a quienes llegan buscando alivio inmediato, Vernazza no niega la urgencia ni la juzga. “El dolor no se creó en una semana. Tampoco se va en una semana”. Su invitación es a cambiar de ritmo, a pasar de la prisa al contacto auténtico consigo mismo, desde el cuerpo y no desde el control.

En sus palabras, la productividad es muchas veces una estrategia para no sentir. Por eso, su propuesta es simple pero radical: parar, respirar, sentir. “Y cuando el ritmo cambia, la urgencia se transforma en curiosidad. Ahí empieza el trabajo real.”

Conclusión: una presencia que transforma

La visión de Andrés Vernazza no solo redefine la terapia: interpela la forma en que nos vinculamos con nosotros mismos. Su trabajo nos recuerda que el dolor no es un enemigo, sino un umbral; que la sanación no se impone, se permite; y que muchas veces, lo más transformador no es lo que hacemos, sino desde dónde estamos.

Signature estuvo ahí para escuchar, respirar y registrar una conversación que, como sus sesiones, deja resonando algo más profundo: el permiso de sentir.

Redacción: Anghelo Basauri Escudero