La piel habla antes que las palabras. Es espejo y lienzo, memoria y presente. En Lima, el aire de agosto trajo consigo una nueva promesa de luminosidad: Carolina Herrera presentó en el Perú su Nude Couture Serum Foundation, una base que se desliza como un velo transparente y deja tras de sí una textura radiante, fresca, natural. Un gesto de belleza que no busca ocultar, sino revelar.
Un suero convertido en vestido invisible
La fórmula es casi un secreto de alquimia: manteca de karité micronizada que hidrata con suavidad precisa, una mezcla de pantenol y glicerina que captura la humedad como quien guarda un tesoro, y pigmentos recubiertos en aceite de aguacate que dan a la piel una uniformidad ligera y de larga duración. No es solo maquillaje: es un puente entre skincare y estética, una base que respira con la piel y la sostiene durante 24 horas.
Consejos de un maestro de la belleza
En la primera Masterclass de Herrera Beauty en Perú, el maquillador Christian Matta compartió su filosofía: hidratar en capas, preparar la piel como quien prepara un escenario, y elegir siempre la luz natural como aliada. “Elige la base que se funda con tu rostro y cuello”, explicó, recordando que la línea ofrece 16 tonalidades capaces de adaptarse a cualquier piel. El ritual cambia según la intención: brocha para un acabado pulido, esponja húmeda para un efecto difuminado, dedos para un look relajado, fresco, íntimo.
Belleza que trasciende la temporada
La propuesta de Herrera va más allá de una base: es un manifiesto de estilo. A la Nude Couture Serum Foundation se suman los labiales intensos, los glosses brillantes, la máscara de pestañas y las sombras compactas que completan la colección. Todo disponible en Falabella del Jockey Plaza y en falabella.com.pe, como un guardarropa de belleza curado para quienes conciben el maquillaje no como un disfraz, sino como una expresión cotidiana de identidad.
La piel, finalmente, es escenario y protagonista. Y con este lanzamiento, Carolina Herrera invita a vivirla como lo que siempre ha sido: una superficie luminosa, imperfecta y profundamente humana, capaz de transformarse cada día en un gesto de elegancia atemporal.
Escribe: Nataly Vásquez
