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Manzana L Studio: La geometría sensible de los espacios habitados

Hay estudios que proyectan planos. Y hay otros —más escasos, más íntimos— que esculpen silencios, atmósferas, memorias. Manzana L Studio pertenece a esa segunda categoría. Fundado por Katherine Jazmín Álvarez Cárdenas, este atelier de arquitectura e interiorismo no solo construye lugares: construye formas de estar en el mundo.

Desde la mirada pulida por la sensibilidad, hasta el respeto por la historia personal de cada cliente, su trabajo reconfigura lo esencial: ¿cómo habitar con significado en medio de la fugacidad contemporánea? En su práctica, la respuesta se encuentra en lo sensorial, en lo emocional, en la razón de ser detrás de cada trazo.

Una arquitectura que escucha antes de proponer
Katherine comenzó —como muchos— con una fascinación por la estética, por los lenguajes del diseño y sus posibilidades formales. Pero fue en el roce con las emociones de sus clientes, en el descubrimiento de lo intangible que yace detrás de un encargo, que su enfoque se transformó.

“No importa qué tan bonito sea un espacio si el cliente no se siente bien en él.”

Con esa premisa, su visión pasó de proyectar estilos a crear vínculos. Cada proyecto se convirtió en una conversación, donde el cliente no es espectador, sino protagonista de su propio entorno. El espacio, entonces, ya no solo se diseña: se interpreta, se siente, se intuye.

Proyectos que revelan más de lo que muestran
El Proyecto Salaverry fue una declaración de principios. Lejos del minimalismo monocorde, se atrevió a explorar el color, las texturas y las capas sensoriales. La iluminación, el paisajismo, la articulación de materiales: todo convergía en una narrativa que no temía al exceso siempre que hubiera intención.

Pero fue en Expodeco 2023 y 2024 donde Katherine consolidó su presencia profesional. Primero, colaborando con la arquitecta Nathaly Goñi, y luego junto a Hunter Douglas y Casa Santivañez, donde el diseño de stands trascendió lo comercial para volverse instalación emocional. En ambos desafíos, el tiempo y la presión no fueron obstáculos, sino catalizadores de una creatividad meticulosa y profundamente empática.

Lo natural como código, lo cultural como materia
La inspiración de Katherine cruza fronteras sin perder anclaje. El diseño interior brasileño, con su colorido vital, integración de elementos naturales y elegancia instintiva, es un referente clave. Pero en lugar de replicar, Katherine reinterpreta: adapta esas pulsaciones tropicales al estilo y necesidades del habitante limeño.

“Trato de rescatar el concepto e intención más que la forma.”

Esa frase resume su filosofía: importar ideas, no estéticas; traducir emociones, no copiar lenguajes. El resultado es una arquitectura profundamente local, pero con resonancias globales. Un mestizaje visual y afectivo que integra identidad, memoria y funcionalidad.

La belleza de lo que permanece
Manzana L Studio no sigue tendencias: las trasciende. Lo que propone es una arquitectura atemporal, donde cada detalle tiene un propósito. Donde no hay ornamento gratuito ni gesto caprichoso. Todo tiene un porqué, incluso lo que no se dice.

“Cada decisión debe tener una razón de ser: funcional, emocional y estética.”

Desde la elección de un acabado hasta la colocación de una lámpara, cada elemento se integra como si siempre hubiera estado allí. Porque el verdadero lujo —el que no necesita gritar— está en lo pensado, en lo honesto, en lo que dialoga en silencio con quienes lo habitan.

Y esa es, quizás, la mayor obra de Katherine: no los muros que levanta, sino las emociones que contiene. En un mundo que cambia a velocidad digital, su arquitectura propone una pausa. Un refugio. Una forma de habitar con sentido. Y en esa pausa, late la esencia de Signature.

Redacción: Romina Polti Pimentel