En una Lima cada vez más abierta a la exploración sensorial, Relativo irrumpe como un espacio que trasciende el concepto tradicional de bar. Aquí, la coctelería se convierte en una herramienta narrativa, un lenguaje visual, gustativo y emocional.

La propuesta no se limita a servir tragos: Este invita a recorrer una línea del tiempo líquida en la que cada piso es una época, cada ambiente una escena, y cada cóctel una historia.
Tres pisos, tres épocas, un solo ritual
Ubicado en Miraflores, este bar de culto ofrece un viaje vertical por la historia de los aperitivos. En la entrada del bar, el ingreso funciona como una máquina del tiempo que introduce al visitante en una atmósfera enigmática. Desde allí, el recorrido se ramifica.
En el primer piso, bautizado como «El Origen«, la estética remite a los años 30. Aquí, el imaginario gira en torno a los alquimistas, los monjes boticarios y la revolución industrial europea. Los tragos evocan la alquimia primitiva de los primeros aperitivos herbales, con notas terrosas, especiadas y místicas.
El segundo, “Explosión Pop”, da un salto a los años 60 y 70. El arte de Andy Warhol, la música de David Bowie y la estética de películas como La Naranja Mecánica inspiran un ambiente eléctrico y rebelde. Es en este nivel donde lo clásico se vuelve vanguardista, donde la coctelería se cruza con el pop art para dar vida a creaciones tan originales como el Negroni Warhol.
Finalmente, el tercero, un rooftop contemporáneo, se distancia de las referencias históricas para conectar con lo actual. Música más intensa, luces tenues y una carta más libre lo convierten en un espacio ideal para quienes buscan cerrar el viaje en modo celebración.
El arte de beber como un manifiesto
“La tradición de tomar un aperitivo siempre ha sido un ritual social, una excusa para conversar, conectar y disfrutar», señala Manuel Ruiz McMillan, Gerente de Marketing. “Relativo es nuestra forma de honrar esa costumbre, pero llevándola a otro nivel, con una estética y una propuesta artística únicas”.
Ese espíritu se materializa en creaciones como el ya mencionado Negroni Warhol —infusionado en tomates cherry y servido en una lata al estilo Campbell’s—, que se ha convertido en el emblema del bar. Es un guiño sofisticado, juguetón y provocador que encapsula la esencia del proyecto.



Un espacio para todos los curiosos del sabor
A pesar de su propuesta conceptual, Relativo no pretende ser un bar exclusivo para entendidos. “No es necesario conocer de arte, ni ser un experto en cócteles. Lo único que se necesita es curiosidad y ganas de vivir algo distinto”, comenta Jair Rosas, Bar Manager.
Además de los aperitivos, la carta incluye tragos con diferentes perfiles para satisfacer a todos los paladares. Desde los más clásicos hasta los más experimentales, la diversidad está garantizada.
¿Listo para cruzar el portal del tiempo?
Relativo no es solo un bar. Es una puesta en escena. Un tributo a la cultura. Una forma de reconectar con la tradición desde una mirada contemporánea. Un lugar donde beber se transforma en un acto de exploración.
Redacción: Alexandra Jave Calderón