Reinventarse no es para todos, pero para Diego Penny, la transición desde los estadios a los sets de televisión ha sido más que un simple cambio de escenario. Luego de más de dos décadas dedicadas con disciplina al balompié profesional, y diez años más en el circuito amateur, el exguardameta ha sabido transformar su experiencia en una voz reflexiva y crítica que aporta con solvencia al debate futbolístico desde una nueva trinchera: la comunicación.

Una mirada que entiende el juego
Habituado a una vida reglamentada por horarios, entrenamientos, disciplina estricta y presión constante, el hoy analista deportivo admite que dejar atrás el césped no fue tarea sencilla. “Ha sido una transición muy dura porque definitivamente uno cuando hace algo por mucho tiempo, en este caso jugar más de 21 años al fútbol de manera profesional y 10 años de manera amateur dedicada al fútbol, siento que pude encontrar un lugar en donde me siento muy feliz”, confiesa.
El espacio que hoy le permite respirar y expresarse sin ataduras es Al Ángulo, un programa en el que puede explorar su faceta más analítica y a la vez entretenida. No es casualidad. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad San Martín y encontró en la observación táctica del juego un nuevo tipo de pasión: “Se me hace muy fácil analizar las estrategias de los entrenadores… porque es algo que viví durante muchos años”, explica. Esa vivencia le permite ser genuino, imparcial y desinhibido frente a las cámaras.

El nuevo mapa del discurso deportivo
Consciente de la evolución del periodismo especializado en deportes en la era digital, considera que la democratización de los medios ha abierto nuevos caminos, pero también nuevas responsabilidades. “Hoy se ha expandido mucho las formas de comunicar y sobre todo los medios para comunicar… la información también es más inmediata”, sostiene, y deja en claro que no todo vale en la pantalla o en las redes.
Para él, transmitir ideas con fundamentos y con consideración hacia los demás es innegociable. Y en ese sentido, su pasado como jugador le ha enseñado a no olvidar que, detrás de cada crítica, hay un ser humano. “Yo me baso mucho en eso cuando doy información… trato siempre de no dañar a la persona, siempre ser lo más objetivo posible”, afirma. La prudencia, dice, es el límite que no debe cruzarse.
Las lecciones invisibles del camerino
Más allá de la técnica, la vida en el alto rendimiento le dejó cicatrices profundas, algunas invisibles. “He sentido en algún momento de mi carrera deportiva, que entré en momentos de depresión”, revela con honestidad. Fue entonces cuando entendió que el balón no lo era todo, y que su bienestar emocional y familiar debía estar por encima del resultado.
Ese proceso de introspección ha sido clave para enfrentarse a esta nueva etapa con madurez. Hoy, desde la conducción, busca imprimir un sello propio: “Estoy atravesando un momento muy lindo porque estoy desarrollándome en mi segunda carrera como comunicador y periodista, trato de marcar mi propio estilo”. Su voz, a veces incómoda, a veces aplaudida, siempre busca aportar: “Siempre con todas las ganas de querer encontrar lo más productivo posible hacia la gente que me sigue y que ve el programa”.

Análisis con propósito
Su aspiración no es ser una figura mediática sin fundamentos. Detrás de su participación en televisión hay una preparación académica rigurosa y años de estudios complementarios. “Yo estoy en el show porque estudié, porque me preparé, me capacité, no soy un improvisado en lo que estoy haciendo”, recalca con firmeza. La crítica que sugiere que su presencia en los medios se debe únicamente a su pasado en las canchas no le incomoda, pero sí le motiva a demostrar que hay sustancia detrás de la pantalla. “Lo que yo reflejo en la pantalla es lo que soy, lo que ustedes ven es mi verdadera esencia”, dice, defendiendo su autenticidad.
Y aunque no busca revolucionar el análisis deportivo, sí tiene claro el tipo de legado que le gustaría dejar: “Si me gustaría a futuro que mi voz sea confiable… el periodista tiene que buscar la confianza en las personas, que lo que tú digas trascienda”. Su ambición va por ese camino: construir una narrativa desde la integridad, aportar una visión equilibrada y formar parte de una nueva generación de comunicadores capaces de ofrecer lecturas con criterio y respeto.
Una segunda carrera, la misma pasión
Detrás del exarquero hay un profesional que ha entendido que la pasión no tiene un solo campo de juego. Así como antes se entregaba al arco con convicción, hoy lo hace frente a un micrófono. Sin poses ni máscaras, con autenticidad y con la firme intención de dejar huella en esta nueva cancha.
Ya no es solo el deportista que defendía los colores desde la portería; es una voz que quiere sumar, que se prepara, que escucha y que tiene claro que el verdadero respeto no se impone: se construye, palabra por palabra.
Redacción: Romina Polti Pimentel