No fue una idea fugaz ni un giro de último minuto. Lo que hoy conocemos como Be move nació de una conversación íntima entre dos mujeres que, más allá de ser familia, compartían una misma visión: que el entrenamiento físico debía dejar de ser sinónimo de estética y convertirse en una herramienta de transformación integral. Denisse, entrenadora profesional y Belén, fisioterapeuta, decidieron unir fuerzas para dar forma a un espacio donde el cuerpo, la mente y la ciencia se encontraran.

Un gimnasio con alma: ciencia, salud y diseño al servicio del bienestar
El concepto detrás de Be move no se reduce a una rutina de ejercicios ni a una estética atractiva. Desde su concepción, este studio boutique de entrenamiento tenía como propósito cambiar la forma en que las personas se relacionan con su cuerpo. Denisse y Belén, desde sus respectivas disciplinas, identificaron una brecha en el mercado: el entrenamiento tradicional ignoraba la salud como eje central. Así, decidieron construir un modelo que uniera evidencia científica, personalización absoluta y un enfoque preventivo de la salud física.
Cada cliente que cruza las puertas de Be move es recibido con una evaluación profunda. Se trata de un diagnóstico que va más allá de lo físico, para incluir hábitos, alimentación, niveles de estrés y descanso. Con esa información, se diseña un programa exclusivo, detallado sesión a sesión. Desde el número de repeticiones hasta los kilos que se levantarán cada semana. Nada queda al azar. Porque en Be move, entrenar es un acto consciente, inteligente y acompañado.

Personalización real: más que un servicio, una forma de cuidar
La diferencia más radical de Be move frente a otras propuestas del sector es su modelo de atención. El estudio ofrece tres formatos de entrenamiento: Be 1 a 1 (personalizado), Be 3 a 1 (semi-personalizado) y Be Collective (grupal). Pero incluso en el formato grupal, cada rutina se adapta. Si alguien busca tonificar y otro aumentar masa muscular, los entrenamientos se ajustan en tiempo real según los objetivos individuales.
Lo que parece una estructura simple es, en realidad, un sistema sofisticado de planificación mensual y programas 1 a 1. Aquí no se improvisa ni se estandariza. Cada movimiento tiene sentido, cada cliente tiene nombre y cada día de entrenamiento un propósito específico. Además, quienes no están listos para sumarse a las clases grupales —porque su movilidad, postura o fuerza aún requieren corrección— reciben indicaciones claras, una hoja de ruta personalizada y el acompañamiento necesario para avanzar.

Una comunidad que nace del vínculo, no de la estrategia
Lo que comenzó como una idea técnica se transformó en algo mucho más profundo: una comunidad genuina. En Be move, los clientes se conocen, se motivan, se acompañan. Las fundadoras no lo forzaron; sucedió solo. Las sesiones de entrenamiento se convierten en espacios de conversación, en pequeños rituales donde el cuerpo y las emociones encuentran un refugio. Como ellas mismas afirman, “nos están confiando su salud, su cuerpo. Lo mínimo que podemos hacer es estar presentes de verdad”.
La cercanía no es un discurso: es una práctica cotidiana. Saber qué vive cada persona fuera del gimnasio es tan importante como saber cuántos kilos puede cargar. La flexibilidad emocional con la que trabajan también forma parte de su metodología: entender que hay días para rendir y otros para descansar. Y que acompañar ese proceso con empatía hace toda la diferencia.

Be Force Be Flow: la dupla que fortalece desde adentro
Entre sus próximas novedades, Be Move se prepara para lanzar una propuesta pionera: Be Force Be Flow, una innovadora fusión entre entrenamiento de fuerza e hipopresivos, diseñada especialmente para mujeres —aunque abierta a todas las personas— que buscan fortalecer desde lo profundo. Este nuevo programa apunta a trabajar el core y el suelo pélvico, mientras promueve una conexión corporal y emocional a través de la respiración y el control consciente.
La estructura ha sido pensada con detalle: 16 sesiones (cuatro por semana), en grupos reducidos de cinco personas, con clases de 70 minutos que combinan lo técnico con lo sensorial. Las futuras participantes recibirán una evaluación inicial completa, un kit de bienvenida y acompañamiento continuo. Todo está concebido para ofrecer una experiencia transformadora. Más que un curso, es una invitación a recuperar la conciencia del cuerpo, el poder de la respiración y el control desde el centro.

Un hogar para el cuerpo, una casa para el alma
Be move no es solo un gimnasio. Es un concepto curado con intención. Cada rincón, cada material, cada textura ha sido elegida para generar una sensación de calidez y sofisticación. Madera, iluminación tenue, máquinas de última generación. Un espacio que evoca calma, fuerza y armonía a la vez. Por eso, aunque muchos lo asocian a lo femenino, sus fundadoras lo aclaran: Be move es para todos. No importa el género, la edad ni el nivel de conocimiento. Lo único necesario es tener ganas de moverse.
Más allá del diseño y la técnica, lo que las distingue es la coherencia entre lo que ofrecen y lo que creen. Denisse y Belén viven su filosofía: creen en el movimiento como medicina, en el ejercicio como forma de sanar, de crecer, de reencontrarse con uno mismo.
Porque el movimiento no es una moda, es una necesidad. Y en Be move, ese movimiento se transforma en un estilo de vida consciente, elegante y profundamente humano.
Escribe: Romina Polti