MENU
Facebook
LinkedIn
X

Thrive: Una idea que se convirtió en comunidad

No todas las ideas nacen para romper moldes; algunas lo hacen para sembrar otros. En los recreos del colegio, dos estudiantes con más intuición que plan comenzaron a crear sin saber que estaban fundando una cultura. Entre galletas y pan con pollo, Mateo Marroquin , Cristóbal Cisneros, Victor Mejía y
Fernando williams. No buscaban éxito, buscaban expresión. Y fue ese impulso primario —auténtico, urgente, contagioso— lo que encendió una pequeña revolución silenciosa: una comunidad escolar que empezó a emprender por contagio, no por tendencia.

Crear comunidad antes que colección

Desde su origen, Thrive no se pensó solo como una marca de ropa, sino como una forma de contar una historia que muchos comparten, pero pocos se atreven a mostrar. En un mercado saturado de estética superficial y tendencias efímeras, estos jóvenes decidieron construir desde un lugar más honesto: una marca como espejo de lo que ellos mismos necesitaban oír.

No queríamos ser una marca más. Queríamos ser un punto de quiebre”, afirman. Por eso, Thrive no solo propone estilo, propone una comunidad emocional, una tribu conectada por valores, por búsquedas, por la voluntad de atreverse. La ropa es el medio, sí, pero el mensaje —ese llamado a luchar por los sueños, a fracasar sin culpa, a prosperar con identidad— es lo que realmente viste al cliente.

Desde sus primeros lanzamientos, han documentado su proceso con transparencia radical, compartiendo tanto los aciertos como las dudas. El contenido digital que acompañó el crecimiento de la marca no fue marketing: fue testimonio.

Estética con pulso real

La propuesta visual de Thrive no responde a lo predecible. Su diseño se mueve entre lo urbano, lo instintivo y lo reflexivo, apostando por prendas que no solo lucen, sino que dicen. Frases, ilustraciones y decisiones gráficas llevan siempre una intención. No hay detalle sin relato. Cada colección se convierte en una extensión narrativa del momento que viven sus creadores —y, con frecuencia, de lo que también vive su comunidad.

Este equilibrio entre creatividad disruptiva y mensajes con peso simbólico le ha permitido a Thrive instalarse como una propuesta fresca pero con profundidad. En un mercado dominado por la moda rápida, Thrive pisa más lento, pero pisa firme. Cada drop es una conversación abierta entre el diseño y el propósito.

Más que legado: Presencia

Cuando se les pregunta por el legado que quisieran dejar en la industria de la moda o en el ecosistema de marcas con propósito, su respuesta es clara: “No vinimos a dejar un legado. Vinimos a crear algo tan fuerte que sea difícil de ignorar.”

No buscan ser recordados por una sola prenda, sino por provocar una transformación. Quieren que otros jóvenes emprendedores entiendan que no hace falta tener todo claro para empezar; que las ideas valen, pero que la acción —y el motivo detrás de ella— es lo que cambia las reglas.

Su aspiración no es vestir a miles. Es acompañar a quienes se visten con sentido. Que un hoodie de Thrive no sea solo abrigo, sino un recordatorio: de quién eres, de qué sueñas, de por qué empezaste.

Hay marcas que nacen con un plan. Otras, como Thrive, nacen con un pulso. No vinieron a llenar estantes, sino a abrir caminos. En cada costura, hay aprendizaje. En cada drop, una pregunta al mundo. Y en cada cliente, la posibilidad de vestir no solo una prenda, sino una causa. Prosperar, sí. Pero a tu manera, con estilo e intención.

Escribe: Jade Bermeo