En el corazón de Miraflores, un nuevo restaurante abre sus puertas como un homenaje a lo olvidado: el niño, el destilado, las recetas populares y las voces silenciadas. En esta entrevista exclusiva con Revista Signature, su fundador revela cómo la gastronomía puede sanar y contar verdades que la historia omitió.
Una mesa con memoria: el nacimiento de Paco Yonque
Hay lugares que nacen con propósito, y Paco Yonque es uno de ellos. Ubicado frente al Parque Kennedy, este restaurante no solo propone una experiencia culinaria: construye un relato. Un relato donde convergen el símbolo literario del migrante silencioso, Paco Yunque, y el ancestral destilado yonque, excluido durante décadas por el prejuicio, pero ahora reivindicado con orgullo.
Desde su apertura el viernes 19 de julio, el espacio ha capturado la atención no solo por su propuesta de parrillas mixtas al carbón, su carta diseñada por Heine Harold o su innovador boticario de más de 2200 recetas de destilados. También lo hace por el valor simbólico de cada detalle, desde los vasos de arcilla hasta los santos que custodian la barra. Todo en Paco Yonque está cargado de intención.

Yonque: del estigma al altar
En el primer piso, un boticario rinde tributo a una tradición marginada. Las recetas de yonque que se preparan aquí nacen en una destilería propia en Huánuco y se sirven como antiguas fórmulas de sanación. San Judas Tadeo y San Rafael Arcángel no son ornamentos: son símbolo y sustento de una creencia que convierte el beber en ritual, y la barra en un altar.
“El yonque cura”, nos dice el equipo detrás del proyecto. No como promesa mágica, sino como gesto de recuperación de saberes colectivos. La carta líquida, como la sólida, apunta a reconstruir una identidad que fue desplazada.
La carne también habla
En el tercer piso, el restaurante apuesta por una cocina sincera: carnes para compartir, cortes exclusivos, pizzas artesanales, pastas, y platos criollos que rehúyen la solemnidad, pero conservan el respeto por el origen. Es una cocina de fuego, leña frutal y sabores profundos, pensada no solo para nutrir el cuerpo, sino también la conversación.
En el segundo nivel, las salas privadas permiten una experiencia más íntima, ideal para aquellos que buscan escuchar, entre plato y copa, lo que este lugar tiene que contar.

Una mesa que repara
Paco Yonque no se presenta como un restaurante de moda, ni como un simple tributo. Es una declaración cultural, política y emocional. El fuego que lo alimenta no solo cocina: reivindica. Su mesa es un gesto radical de inclusión. Aquí, lo alternativo se vuelve centro. Lo rural, protagonista. Y lo marginado, una historia digna de ser servida.
Una mesa para los que nunca fueron invitados.
Una mesa que, por fin, los sienta a todos.
Escribe: Anghelo Basauri Escudero