Afuera, la ciudad late con un ruido constante, ininterrumpido. Adentro, un espacio tenue, silencioso, casi suspendido. Energy Vida no se presenta como un centro médico ni como un templo espiritual. Es otra cosa: un lugar de descanso radical, donde la tecnología se vuelve invisible y el cuerpo encuentra, poco a poco, la memoria de su propio equilibrio.

Un origen marcado por la experiencia
Nabil Abugattas Hodali descubrió esta tecnología en primera persona. No llegó desde la teoría, sino desde la vivencia. Lo que comenzó como curiosidad se transformó pronto en convicción: las ondas escalares, invisibles y sutiles, podían ofrecer algo que ni la medicina tradicional ni las terapias convencionales alcanzaban —un espacio en el que el cuerpo no recibe imposiciones, sino condiciones óptimas para regenerarse por sí mismo. Desde esa certeza nació la idea de abrir Energy Vida en Lima, con la misma naturalidad con la que se enciende una luz en un cuarto oscuro.
La sala donde el tiempo se detiene
El espacio se revela con discreción. Sillones reclinables, música que apenas roza el oído, aromas que invitan al reposo, una luz suave que acompasa la respiración. La experiencia no requiere de esfuerzo: se trata de descansar mientras las ondas actúan en silencio, penetrando el aire, siendo absorbidas por las células como quien recibe un rayo de sol. No hay agujas, ni fármacos, ni indicaciones. Solo la invitación a detenerse. El cuerpo, al absorber estas ondas, aumenta su energía celular, fortalece su sistema inmune y activa procesos de desintoxicación y regeneración.


Tecnología invisible, bienestar tangible
Hablar de salud, bienestar y tecnología en una misma frase suele despertar escepticismo. Sin embargo, la narrativa de Energy Vida no se centra en curar, sino en crear condiciones para que el cuerpo recuerde cómo hacerlo. “Esto no es magia ni medicina”, explica Abugattas. “Es un proceso natural: el cuerpo entra en reposo y encuentra su propia capacidad de sanación”. Así, quienes llegan con dolores crónicos, estrés persistente o desequilibrios emocionales, salen con la sensación de haber liberado un peso invisible.
Un propósito más allá del negocio
Para Abugattas, el verdadero valor de Energy Vida no está únicamente en la innovación tecnológica. Está en el compromiso humano: hacer accesible esta experiencia transformadora, demostrar que el cuidado personal no tiene que ser invasivo, complejo ni distante. “Mi misión es simple”, afirma, “dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encontré”. Cada cliente que entra y descubre un alivio, cada cuerpo que responde con más energía o menos dolor, confirma que el propósito de la marca no es acumular, sino acompañar.

Mirar hacia adelante
En solo unos meses de apertura en Lima, Energy Vida ya forma parte de una comunidad creciente. La visión es clara: expandirse a nuevos locales en el Perú, consolidar su presencia en Costa Rica y, eventualmente, llevar esta propuesta a más países. No se trata de replicar un modelo, sino de tejer una red de espacios donde el descanso profundo y la energía celular vuelvan a ser un derecho cotidiano.
Al salir de la sala, la ciudad vuelve con todo su ruido. Pero algo ha cambiado. El cuerpo guarda una certeza que es difícil traducir en palabras: que la salud, en su forma más pura, no siempre necesita de intervenciones externas. A veces basta con recordar, en silencio, cómo volver a brillar desde adentro.
Escribe: Nataly Vásquez
Fotos: Nasim Mubarak