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Natalia Nachón: El poder de contar desde otro lugar

Hay conversaciones que se sienten como una revelación. No porque busquen respuestas, sino porque iluminan preguntas que ya estaban allí, latentes. Con voz pausada y pensamiento afilado, Natalia Nachón, Editora de Santo Domingo Times, habla del poder de la comunicación con la calma de quien ha aprendido a mirar más allá del ruido. En una era dominada por la inmediatez, su apuesta no es correr: es detenerse. Observar. Desdoblarse. Darle tiempo a la belleza para que revele su profundidad.

Mirar desde otros lugares

Para Nachón, el verdadero poder de la comunicación editorial no radica en lo que se publica, sino en cómo se observa el mundo antes de contarlo. “El poder está en tener el ojo y el olfato para poner la lupa sobre las personas y las ideas construidas fuera del molde”, dice. Y ese ojo —entrenado en lo estético, pero también en lo humano— es su brújula.

Su oficio no se limita al papel. Ha proyectado ediciones sobre edificios, filmado documentales que acompañan una publicación y desarrollado series que imaginan el porvenir. Su proyecto 360 de 2025, What’s Next?, condensa esa visión: una invitación a leer el futuro desde el presente.

En su universo, la creatividad es una forma de comunicación emocional, una manera de provocar sensaciones que permanezcan. Para Nachón, un editor no solo organiza palabras: cura experiencias, compone atmósferas, revela verdades que habitan lo cotidiano.

La estética del alma

En un mundo saturado de imágenes, Natalia defiende una estética que privilegia lo honesto y lo sensorial. Habla de la imperfección como un gesto de autenticidad, del silencio como recurso estético, del regreso a lo artesanal como resistencia ante la artificialidad digital.

“La comunicación contemporánea valora el proceso, el camino, la historia detrás de las cosas”, explica. Su enfoque coolhunter no se deja seducir por la tendencia, sino por lo que tiene textura y alma. La belleza, sugiere, ha dejado de ser un efecto para volver a ser una consecuencia: la de hacer las cosas con sentido.

Las marcas que trascienden, dice, no buscan impresionar: quieren emocionar con la verdad. En ese terreno, la ética y la estética dejan de ser opuestas y se convierten en un mismo acto de coherencia.

El liderazgo que nace del amor

En su discurso hay una claridad rara: la de quien ha aprendido que la vida personal no interrumpe la profesional, la amplifica. Natalia habla de sus hijos, de su esposo, de su hogar artístico como si narrara una biografía emocional del liderazgo.

La maternidad no la detuvo; la volvió más sensible, más audaz, más consciente. “Mis hijos y mi esposo han llegado para darme las alas que necesitaba para volar más alto”, confiesa. En su relato, la ternura y la fortaleza no se oponen: se completan. La figura de la madre y la de la editora se funden en una misma idea de poder: liderar desde el amor y la presencia.

Esa visión redefine el éxito, que ya no se mide en portadas o métricas, sino en la posibilidad de inspirar y construir con propósito.

El nuevo mapa del periodismo latinoamericano

El periodismo lifestyle, advierte Nachón, atraviesa su propia metamorfosis. Ya no se trata solo de informar o inspirar, sino de activar. Las historias hoy buscan generar movimiento: un pensamiento, una compra, una conversación.

“La próxima era será la del contenido que crea comunidad”, dice. América Latina, con su mezcla de estética, emoción y contradicción, está llamada a convertirse en el curador del nuevo imaginario global. No solo contar lo que ocurre, sino cómo se siente vivirlo desde aquí.

En su visión, los medios del futuro serán ecosistemas donde contenido, comunidad y comercio dialoguen con naturalidad. Un territorio donde la narrativa se expanda hacia todos los formatos posibles —del texto al objeto, del papel a la experiencia— sin perder su raíz: la capacidad de conmover.

En un mundo que gira demasiado rápido, Natalia Nachón representa la elegancia de la pausa. Su voz recuerda que el periodismo no ha muerto, solo ha cambiado de piel. Que la belleza, cuando es auténtica, siempre encuentra una forma de permanecer. Y que el ojo que mira distinto no solo observa el futuro: lo imagina, lo construye.

Escribe: Nataly Vásquez