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Hay más Vino: El festival boutique especializado que celebra la calidad

El vino es un idioma que se aprende con el silencio. En cada copa, una historia fermenta lentamente, madura al ritmo del clima, de la tierra, del pulso humano que la sostiene. En Lima, entre la luz urbana y la brisa de octubre, ese lenguaje encuentra su punto de encuentro: “Hay más Vino”, la feria que celebra los vinos boutique y el arte de beber con conciencia, regresa para reunir a los paladares que buscan autenticidad antes que abundancia.

El alma detrás de cada botella

En un mercado donde el consumo crece y las etiquetas se multiplican, esta cita propone una pausa. Organizada por la periodista y sommelier Melina Bertocchi, la experiencia no busca el espectáculo de lo masivo, sino la belleza de lo esencial: vinos de autor, producciones limitadas, historias que solo existen si se escuchan despacio.

Durante dos días —24 y 25 de octubre en el Hyatt Centric de San Isidro— los asistentes podrán recorrer un mapa sensorial que une continentes y filosofías. Argentina llegará con las alturas de Puna, la elegancia de Penedo Borges, la precisión de La Florita y la sensibilidad de Alma Gemela. Desde España, Viyuela y Real Agrado traerán el eco del Duero y la Rioja. Italia, Francia, Alemania, Uruguay y Estados Unidos completan una constelación de bodegas que cultivan más que uvas: cultivan identidad.

El Perú también dice presente. Intipalka, Finca Rotondo y proyectos boutique como Pampas de Ica reafirman el creciente dinamismo de la escena vitivinícola nacional, marcada por una nueva generación de productores que apuestan por la sostenibilidad, la trazabilidad y el respeto a la tierra.

El lujo del detalle

En “Hay más Vino”, la experiencia se mide en matices. Cada entrada incluye 15 degustaciones y una copa diseñada para observar el color y la textura del vino antes de probarlo. Habrá masterclasses, charlas, catas temáticas y cenas de maridaje, todo envuelto en una atmósfera que combina el rigor del conocimiento con la ligereza del disfrute.

El espacio, lejos del ruido y del protocolo, invita a descubrir vinos con filosofía, etiquetas que nacen de prácticas orgánicas o biodinámicas, donde el tiempo no se acelera: se respeta. Como señala Bertocchi, “detrás de cada botella hay una historia que empieza mucho antes de descorcharla”. Y esa historia, silenciosa y precisa, es la que esta feria busca revelar.

El sonido de una comunidad que despierta

Entre copas y conversaciones, “Hay más Vino” propone también un nuevo gesto cultural: crear comunidad. Durante el evento se lanzará el Club Hay más Vino, un espacio que busca conectar a aficionados, bodegas y curiosos en torno a una misma pasión: la del vino como ritual contemporáneo.

El cierre no será un brindis, sino una promesa. Porque cada año, entre los reflejos del cristal y las notas de un DJ set, Lima se convierte en un territorio simbólico: un lugar donde el vino no solo se bebe, sino que se escucha.

Y en esa escucha —paciente, profunda, esencial— se revela lo que esta feria ha querido decir desde su nombre: que siempre hay más vino, pero también, siempre hay más vida.

Escribe y fotos: Nasim Mubarak