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Cámara de Comercio Peruano-Chilena: Veintidós años tendiendo puentes

Las luces cálidas del edificio diplomático se encendieron poco antes del atardecer. Desde la calle, la Embajada de Chile en Lima irradiaba un aire solemne, pero no distante: algo en la energía del lugar anunciaba que la velada sería más que una ceremonia institucional. Los invitados comenzaron a llegar con ese ritmo elegante que solo tienen los eventos donde la formalidad convive con la expectativa. Corbatas y trajes, sí, pero también sonrisas, abrazos y una certeza tácita: no se trataba únicamente de celebrar un aniversario, sino de reafirmar un pacto entre naciones que avanzan juntas.

Más de quinientos empresarios, autoridades y representantes diplomáticos cruzaron el umbral esa noche del 2 de octubre para celebrar los 22 años de la Cámara de Comercio Peruano-Chilena. El aire olía a vino del sur y a posibilidades del norte; a futuro compartido, a diálogo entre costas que se conocen bien, aunque a veces lo olviden.

Cuando la diplomacia se convierte en comunidad

No hubo discursos protocolarios sin alma. Hubo convicciones. Juan Carlos Fisher Tudela, presidente de la Cámara, no habló de cifras por formalidad, sino de integración como propósito estratégico y humano. Mencionó avances en inversión y cooperación, sí, pero también lanzó una invitación: profundizar en la confianza como moneda de intercambio más valiosa que cualquier tratado.

A su turno, el embajador Óscar Fuentes Lira reafirmó el compromiso del gobierno chileno con el Perú, dejando en claro que la verdadera política exterior no se ejerce solo desde cancillerías, sino desde los vínculos empresariales que generan desarrollo real.

Redes que no se ven, pero sostienen economías

Más allá de los brindis, se percibía algo esencial: la convicción de que el crecimiento no ocurre en soledad. Las conversaciones entre ejecutivos, los saludos entre viejos colegas, las tarjetas que cambiaban de mano con discreción… todo hablaba de lo mismo: Perú y Chile no solo comercian; se articulan como socios de ruta.

En cada gesto se intuía una certeza compartida: los tratados pueden redactarse en mesas oficiales, pero las alianzas se construyen en miradas de complicidad y confianza sostenida.

Veintidós años después, la misión sigue intacta

La Cámara de Comercio Peruano-Chilena nació para ser puente. Hoy, más que nunca, ese puente no es solo estructural, sino emocional. Conectar, invertir, colaborar no son solo verbos técnicos: son actos de fe en el otro.

La noche terminó como empiezan los grandes acuerdos: con un brindis que sonó más a promesa que a celebración. Un compromiso silencioso, pero firme, de que entre Lima y Santiago no hay distancia que el diálogo no pueda acortar.

Escribe y fotos: Nasim Mubarak