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Carta a Mario Vargas Llosa: Muere el escritor, nace la leyenda

Columna: El Panóptico

Nunca dejé de escribir. Solo dejé de publicar. Y en realidad, hace meses no me atrevo a publicar por dignidad, morbo o simplemente cautela. Pero anoche tuve el infortunio de leer una noticia que me dejó impactado, mudo, desierto. Mario Vargas Llosa, nuestro nobel, a quien algunos escritores consagrados bautizaron como “Zeus” en alusión a la mitología griega, con justa razón; había sucumbido ante las tentaciones del azar y el destino. El mensaje era claro: Mario Vargas Llosa falleció. Creí que se trataba de una confusión, un error de tipeo, una fake news, o peor aún un hackeo a la cuenta de su hijo Álvaro. Tuve cautela de investigar, consultarlo con fuentes, colegas del medio; si dicha información era real, tangible, palpable.

Me dieron un“sí” en forma de respuesta tajante e irrevocable, sin tapujos ni remordimiento. El hombre que había edificado un imperio invisible, el mismo que escribió algunas de las obras más memorables en la historia de la literatura universal, falleció. Arribaron a mi memoria lecturas prodigiosas como “La Ciudad y los Perros”, “Conversación en la Catedral”; libros, o mejor dicho documentos de rango insigne nacional, que hicieron al Perú un poco más grande que el abismo inútil de sus problemas y contrariedades.

Obras que reflejaron las dificultades vertiginosas de una generación, que circunscribieron una realidad peruana “jodida”. Como alude el recordado personaje “Zavalita” en su obra cumbre “Conversación en la Catedral”: “¿En qué momento de jodió el Perú? No lo sabemos. Tenemos hipótesis, algunas luces vagas; pero francamente no sabemos en qué momento. Lo cierto es que seguimos inmersos en esa desdicha irreversible, que, con el gobierno actual, seguimos “jodidos”. Y esas palabras de Mario, aún con el paso voraz del tiempo, recobran vigencia, sentido, renacen de la muerte a la vida; como sus ideas: fijas, claras, inamovibles.

Mario nos va hacer falta a una decena de periodistas que aprendimos con él sobre el oficio de escribir, que nos la arreglamos sistemáticamente para sobrevivir, subsistir, en tiempos “jodidos”, recios; de ver la forma de permitir que el caos natural de la prensa, nos diera una breve pausa, para dedicarnos a lo esencial: escribir, corregir, fallar, y volver al ruedo. Sí, volver al ruedo. Como el torero vuelve al patíbulo. Sus libros me inspiraron, abrieron mi mente a un universo de constelaciones ficcionales. Me llegaron a autoconvencer que quizá escribir podía ser también un camino en la vida, un horizonte, un postgrado sin título. 

“Zeus” ha influido en mi carrera periodística como un padre intelectual, un hombre al que las ideas literarias parecían fluir de manera natural como ráfagas sin la posibilidad de tergiversarse ni culminar. Un rostro aparte del legado literario de otros tantos memorables autores. Mario es una categoría distinta, tal vez un categoría en sí mismo, una fuente inagotable de sabiduría, un genio carta cabal. Y el reconocimiento que tuvo en vida, fue solo una muestra de todos los homenajes que surgirán a partir de la fecha. Han declarado feriado nacional. No todos los días muere una leyenda; o, mejor dicho, no todos los días el mundo es cómplice del nacimiento de una.

Biografía

Diego Samalvides Heysen. Periodista y empresario peruano. Director y fundador de la revista Signature. Director y fundador de Heysen PR. Miembro del consejo directivo de Global Media Group. Ha sido cofundador del Diario El Gobierno y la revista Sociedad. Ha sido editor general de la revista Cocktail distribuida por el Grupo La República. Ha sido columnista del Diario Expreso. Ha sido Director de Comunicaciones de la Cámara de Comercio de Utah (EE. UU) en Perú. 

Autor del poemario “Cuerpo de amor” bajo el sello de la Editorial Summa (2019). Ha sido distinguido con el 4to lugar del Premio Nacional de Poesía Antenor Samaniego (2019) (2020). Ha publicado el libro “El Mito Thorndike: Retrato del periodista más legendario del Perú” bajo el sello del fondo editorial de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).