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Dolce Studio: El refugio que transforma el cuidado en experiencia

En un distrito que respira vida familiar y modernidad, Dolce Studio emerge como un espacio boutique que redefine la estética femenina desde una mirada íntima y consciente. Fundado por Lisbeth Estrada, ingeniera de profesión y emprendedora por vocación, este estudio no es solo un lugar para el cuidado de la belleza, sino un refugio donde cada detalle se traduce en bienestar, confianza y calidez.

El origen de una idea inesperada
La historia de Dolce Studio no nació de un sueño infantil ni de un plan premeditado. Lisbeth Estrada, ingeniera petroquímica con experiencia en la industria del oil & gas, encontró en la maternidad y en la búsqueda de equilibrio entre vida personal y laboral la chispa que daría vida a este proyecto. Fue la necesidad de optimizar su tiempo, unida a la ausencia de un espacio premium en su propio distrito, lo que la impulsó a crear un salón boutique en San Borja.

Este espacio fue concebido como respuesta a una carencia: la falta de un lugar cercano que ofreciera servicios de calidad, personalizados y con un enfoque en la experiencia completa. La visión de Estrada fue clara desde el inicio: crear un ambiente íntimo y sofisticado, donde cada clienta pudiera sentirse en casa y, al mismo tiempo, disfrutar de un servicio de primer nivel.

El lujo de sentirse acompañada
Más que un centro estético, Dolce Studio busca convertirse en un refugio donde cada mujer se sienta bienvenida y valorada. Aquí, el lujo no se mide en extravagancias, sino en la experiencia: un servicio cercano, cálido y diseñado para transformar esas dos horas de cuidado personal en un verdadero respiro de la rutina.

Esa filosofía se traduce en pequeños gestos: una bienvenida personalizada, una atmósfera acogedora y la atención a cada detalle. La intención es que la clienta no solo salga con las uñas perfectas, sino con la sensación de haber recibido un cuidado integral que la reconecta con su bienestar.

La propuesta de servicios
Especializado en diseño de uñas y nail art
, Dolce Studio se ha consolidado rápidamente como un referente en tendencias, técnicas y acabados. Su catálogo incluye más de 400 colores de esmaltes premium, productos importados, veganos y HEMA free, que aseguran un acabado impecable sin comprometer la salud.

Al mismo tiempo, el estudio atiende a quienes prefieren un estilo más clásico, ofreciendo servicios de manicura y pedicura tradicionales. A esto se suman tratamientos de lifting de pestañas, laminado de cejas y depilación, ampliando la propuesta hacia un concepto de estética integral.

Acogida más allá de San Borja
Aunque Dolce Studio abrió sus puertas hace pocos meses, la respuesta ha superado ampliamente las expectativas. Lo que en un inicio estaba pensado para atender a mujeres de San Borja se ha transformado en un destino elegido por clientas de distritos como Miraflores, La Molina, Jesús María, Lince, San Miguel entre otros.

Este crecimiento orgánico refleja la solidez de la propuesta y confirma que existe una demanda latente de espacios boutique que combinen proximidad, calidad y un enfoque humano en la atención. La experiencia ha demostrado que las mujeres buscan mucho más que un servicio: desean un espacio donde se sientan comprendidas y valoradas.

Filosofía y proyección
La filosofía de Dolce Studio trasciende lo estético: se centra en el cuidado integral de las mujeres, uniendo belleza, salud y empoderamiento. La idea es que cada visita se convierta en un recordatorio de que cuidarse a una misma no es un lujo ocasional, sino una necesidad cotidiana.

De cara al futuro, los planes incluyen la ampliación hacia tratamientos faciales como hydrafaciales e hidralips además de la implementación de talleres de empoderamiento y finanzas personales. Con ello, Lisbeth busca que Dolce Studio sea no solo un salón de estética, sino una plataforma de bienestar y crecimiento personal para las mujeres que lo visitan.

Escribe: Romina Polti