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Donde Walter: Cocinando identidad desde hace 20 años

Hay lugares que no solo cocinan con fuego, sino también con historia. En Lima Este, Donde Walter lleva dos décadas encendiendo brasas y memorias. Su inconfundible pollo a la brasa marinado en cerveza artesanal, preparado al calor de la leña y con una sazón que rehúye los atajos, celebra este julio tres fechas que lo definen: su vigésimo aniversario, el Día del Pollo a la Brasa y las Fiestas Patrias. En un país donde el sabor es parte de la identidad, esta empresa familiar nacida en Santa Clara recuerda por qué sigue siendo una marca querida por generaciones.

El sabor de casa que se volvió leyenda

No fue una estrategia de marketing lo que originó Donde Walter. Fue una intuición familiar, nacida en el año 2005, cuando Walter Rodríguez Agreda y sus hijos, Diego y Daniel, decidieron que aquella receta que triunfaba en reuniones caseras merecía llegar a más mesas. Así nació el primer local en Santa Clara, con un pollo preparado con paciencia, marinado durante horas en cerveza artesanal y cocido a fuego de leña.

Sin excesos ni fórmulas rebuscadas, su sabor convenció desde el primer bocado. A diferencia de muchas marcas que optaron por la industrialización del proceso, Donde Walter apostó por la fidelidad a lo esencial: sabor honesto, tamaño generoso y atención cercana. Fue esa coherencia lo que convirtió a un pequeño local familiar en un referente gastronómico en Lima, con una clientela que ha crecido de la mano del negocio.

Tradición que se expande sin perder su alma

Veinte años después, el espíritu de Donde Walter permanece intacto. La familia Rodríguez Garfias continúa al mando, ahora con Diego y Daniel liderando el crecimiento de la marca y resguardando la receta original como un tesoro de valor cultural. Hoy, con tres locales —en Santa Clara, Surco y Chaclacayo—, la marca ha sabido expandirse sin perder de vista su esencia.

Cada plato que sale de su cocina mantiene esa dualidad entre lo casero y lo profesional, lo tradicional y lo vigente. En cada rincón del restaurante, la promesa se repite: ofrecer un pollo a la brasa que no solo alimente, sino que conecte emocionalmente con la memoria del comensal. Y eso se traduce en fidelidad, en recuerdos compartidos en torno a una mesa, en generaciones que regresan buscando el mismo sabor de siempre.

Más que pollo: una carta que rinde homenaje a lo nuestro

Aunque el pollo a la brasa de Donde Walter ha sido el gran protagonista durante dos décadas, su carta va más allá de la especialidad. En sus locales se pueden encontrar clásicos de la cocina criolla como anticuchos, causa rellena, chancho a la caja china y un tacu tacu con lomo saltado que despierta pasiones. Cada plato, ejecutado con respeto por las técnicas y los ingredientes, habla de una gastronomía que honra la tradición sin perder frescura.

Y para este mes de celebración, la marca ha preparado una edición especial del tres leches en versión rojiblanca, como dulce tributo a las Fiestas Patrias. Un guiño simbólico que suma sabor y emoción al festejo.

Celebrar con sabor: sorteo de aniversario y gratitud compartida

Como parte de sus celebraciones por los 20 años, Donde Walter ha lanzado un sorteo especial que premiará a uno de sus clientes con pollo a la brasa gratis por un año. Del 14 al 28 de julio, quienes visiten los locales o interactúen con sus redes sociales podrán participar de esta iniciativa que busca agradecer la lealtad del público y compartir el festejo con quienes han hecho posible esta historia.

“Después de 20 años, seguimos creciendo, generando empleo y manteniendo la misma dedicación de siempre. Eso es lo que queremos transmitir a cada cliente que llega a Donde Walter”, comparte con orgullo su fundador, Walter Rodríguez. Su frase resume lo que ha sido —y sigue siendo— el verdadero ingrediente secreto de esta marca: la constancia con propósito, el orgullo silencioso de una familia que cocina con alma.

Mientras las brasas siguen encendidas y los platos llegan humeantes a las mesas, Donde Walter se reafirma como más que una pollería: es un símbolo de lo que perdura cuando la tradición se honra sin pretensiones. Un fuego que no solo asa pollo, sino que conserva intacta la calidez de una historia que empezó en casa y hoy es parte del paladar limeño.

Escribe: Romina Polti