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Mujer Pisco: La nueva era

Columna: Herencia líquida

Escribe: Claudia Moquillaza Robatty

Hace algún tiempo me preguntaban por qué cambié la auditoría financiera en una firma trasnacional y me dediqué a estudiar el mundo del Pisco, una joya líquida y versátil que actualmente acompaña las experiencias gastronómicas más exquisitas del país; pero que, a la vez, tiene camino por recorrer.

Hace 10 años el Pisco se servía en cócteles clásicos, hoy existen los signature cocktails, donde los mixólogos, a través de la investigación de insumos, convierten un cóctel a base de Pisco, en una sinfonía de aromas, con texturas desde las más cítricas, hasta las más dulces, que envuelven a los aficionados de la gastronomía líquida, llevándolos a una experiencia inolvidable.

Pero si vamos más allá de la coctelería, hablar de Pisco no sólo es mencionar la bebida bandera, servida en copa, compartida en brindis y olvidada después del último sorbo.

Es referenciar la historia destilada, tradición, herencia, terruño con identidad, viñedos y manos curtidas que no mienten.

Cuando retomé nuestra bodega familiar con más de 200 años de historia, liderada por mujeres, entendí que había algo en el Pisco que aún no se explotaba en su totalidad; la “elegancia” del mismo y quienes están detrás de interesantes producciones en cinco regiones del país.

Hablamos de madres, hijas, abuelas, profesionales que dedican su vida al arte de destilar, logrando un producto fino que refleja el anhelo de hacer una categoría mundialmente reconocida, cuyo consumo sea un desafío para destilados de gama mundial como el gin, ron, tequila, entre otros.

Y es que el valor del “Producto Pisco” no sólo se mide en cifras de consumo per cápita ó de exportación; inclusión de nuevas tecnologías o tendencias de consumo; también se contemplan las historias; aquellas que nacen desde la tierra, maduran con el tiempo y se expresan en productos con alma.

Así funciona el Pisco, un destilado que nos ha acompañado por siglos y que hoy encuentra una voz firme, sutil y poderosa, en manos de mujeres desde Lima, Ica, Arequipa, Moquegua hasta Tacna.

Hablamos del ingreso protagónico de productoras, sommeliers, vitivinicultoras de la uva pisquera, manejando los eslabones principales de la trazabilidad para la producción del Pisco: Bodega y Viñedo, transformando la narrativa de una industria que durante décadas las mantuvo al margen.

En las Bodegas, ya no nos sorprende ver mujeres liderando cosechas, destilando, catando, evaluando parámetros de calidad con una precisión casi alquímica. Con paciencia, intuición y disciplina, producimos algunos de los Piscos más delicados, complejos y auténticos del país; elevando el estándar de calidad y redefiniendo su esencia, donde el lujo está en la pureza, respeto por la tradición y el carácter único de cada cosecha.

El aporte femenino no es una cuota, es una ventaja, porque aportamos tecnicismo, sensibilidad y compromiso con el detalle.

Y como toda expresión viva que evoluciona, hoy el Pisco no teme ser suave y potente al mismo tiempo, como las mujeres que lo elaboran.

Desde Signature, celebramos este renacer y nueva era de nuestro destilado bandera.