En un país donde lo legal sigue oliendo a tintero, sello y fila interminable, Notariza se atreve a plantear una nueva narrativa: un ecosistema jurídico digital, confiable y accesible. Esta es la historia de su impulso, sus resistencias y la visión de Alexandra Parraga, su cofundadora.

La desconfianza como punto de partida
En el Perú, lo legal es sinónimo de burocracia. Las oficinas notariales, con sus carpetas abultadas, huellas dactilares entintadas y protocolos casi sacrosantos, siguen marcando el ritmo de la formalidad. Frente a este escenario, proponer que un trámite notarial se haga en línea suena, para muchos, como una herejía.
Pero esa resistencia cultural no disuadió a Alexandra Parraga ni a su equipo. Al contrario, fue la chispa que encendió Notariza, una plataforma legal digital que propone hacer lo impensado: formalizar contratos, validar documentos y realizar gestiones notariales desde una computadora o celular. El concepto es simple, pero el reto monumental.
«No vendemos solo automatización, sino confianza legal en formato digital«, dice Alexandra con convicción. La frase resume la esencia del modelo: un servicio que mezcla tecnología y acompañamiento humano, para desactivar la desconfianza y acercar el derecho a todos.
Educación, tecnología y un toque humano
Para desmontar el prejuicio de que solo lo presencial garantiza seguridad, Notariza apostó por tres pilares: transparencia, educación legal accesible y soporte personalizado. En sus redes, comparten contenido educativo que traduce el lenguaje jurídico al cotidiano. En su plataforma, explican paso a paso cómo se valida cada documento, bajo qué normativas y con qué garantías.
«La gente no teme a la digitalización en sí, sino a lo que no entiende», reflexiona Alexandra. Por eso, el soporte humano sigue siendo central: en cada proceso, un asesor acompaña al usuario, no solo para resolver dudas, sino para demostrar que la legalidad también puede ser empática.

Digitalización con rigor legal
La transformación digital en el campo jurídico no se trata solo de rapidez. Notariza lo sabe. Por eso, su modelo combina agilidad con cumplimiento estricto de las normas. Cada documento pasa por procesos de validación y certificación que garantizan su validez legal, de la mano de notarías aliadas que comparten la visión de modernizar sin trivializar.
En una industria donde un error puede invalidar un contrato o poner en riesgo una propiedad, el margen de fallo es inexistente. «La tecnología no reemplaza al derecho, lo hace más humano y eficiente«, afirma Alexandra. En ese equilibrio está la clave del éxito.
Legalidad sin fronteras
Uno de los impactos más significativos de Notariza es su capacidad para reducir la desigualdad geográfica. En el Perú profundo, donde el acceso a una notaría puede implicar un viaje de horas, la posibilidad de gestionar un trámite desde el celular es, literalmente, revolucionaria.
«Innovar también es incluir», sostiene Alexandra. Por eso, la plataforma trabaja con notarías en regiones como Arequipa, Huancayo o Trujillo, permitiendo que emprendedores locales puedan formalizar sus negocios sin salir de su comunidad. Así, lo digital se convierte en herramienta de democratización.

El futuro del ecosistema legal peruano
Notariza no pretende sustituir a los actores tradicionales, sino integrarse a ellos. Su visión apunta a un ecosistema interconectado, donde notarías, registros y plataformas digitales operen en sinergia. Un sistema más trazable, más eficiente y centrado en el usuario.
Ese futuro ya está en marcha. Y aunque el camino no esté libre de resistencias, la tendencia es clara: según datos del BID, América Latina podría ahorrar hasta el 3% de su PBI con la digitalización eficiente de sus servicios. En el Perú, Notariza ya es parte de esa estadística.
Una firma a la vez
Cada documento validado por Notariza es una firma menos hecha con tinta y una declaración de principios: que la legalidad no tiene por qué ser lenta, inaccesible ni opaca. Que lo digital, lejos de ser frío, puede ser transparente, confiable y humano.
Y que, con la tecnología adecuada, firmar tu futuro desde la pantalla no es cuestión de ciencia ficción, sino de visión.
Redacción: Nataly Vásquez Zelaya