El vino —ese lenguaje silencioso del tiempo— tiene momentos en que la historia decide respirar más hondo. La incorporación de Juan Pablo Murgia como nuevo Gerente de Enología de Rutini Wines no se anuncia como un simple movimiento corporativo, sino como el pase estratégico más importante del año en la escena vitivinícola sudamericana. Un enroque maestro que reúne dos generaciones de talento enológico bajo un mismo techo: la sabiduría consagrada de Mariano Di Paola y la visión vanguardista de Murgia, hoy alineadas en un mismo propósito: proyectar el legado de Rutini hacia las próximas décadas con la firmeza de quienes no improvisan.


Dos visiones, un solo mando enológico
Mariano Di Paola ha sido durante más de treinta años el guardián de la identidad de Rutini. Un arquitecto del tiempo, respetado por la crítica internacional, distinguido por Decanter y coronado recientemente con el Best in Show gracias al Single Vineyard Malbec Gualtallary. Su estilo es el de los líderes silenciosos: los que transforman sin proclamas, dejando que la reputación hable por ellos.
Frente a él, pero no en oposición, se sitúa Juan Pablo Murgia: elegido “Enólogo del Año” por Tim Atkin MW, celebrado por su capacidad para fusionar tecnicismo contemporáneo y emoción sensorial. Su llegada no altera el eje, lo expande. No reemplaza: potencia. Representa lo que en las grandes casas se conoce como transición de continuidad: cuando el futuro no rompe, sino que se afianza.



Una estructura fortalecida para resistir el tiempo
A ellos se suma una nueva generación de profesionales encabezada por Martina Galeano, formada en la Universidad de Davis, California. Un equipo que combina método, visión y disciplina. Rutini no se moderniza: se blinda. Reafirma su lugar no solo como una de las bodegas más emblemáticas de Argentina, sino como un símbolo emocional en el mercado peruano, donde la línea Rutini Colección se ha convertido en estandarte entre consumidores exigentes y paladares instruidos.


El futuro del vino no será masivo, será majestuoso
“El consumo de vino está disminuyendo lentamente en el mundo —admite Murgia—, pero los vinos de alta calidad y orientados al terroir se mantienen sólidos”. Lo que para algunos es advertencia, para él es declaración de rumbo. Rutini no busca conquistar la mayoría: busca perfeccionar la élite.
Mientras otras bodegas se disputan volumen, esta define jerarquía.
Mientras muchos reaccionan al mercado, aquí se decide el estándar.


No hay brindis más contundente que el que se construye con visión a largo plazo. Rutini no celebra un fichaje: institucionaliza un linaje. Y en el Valle de Uco, donde el viento afila el carácter de las uvas, hoy también se afila el destino de una casa que ha decidido no envejecer: ha elegido trascender.
Escribe y fotos: Nasim Mubarak