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Rutini Wines: El brindis que reordena el valle con Juan Pablo Murgia 

Hay momentos en la historia del vino que se viven como una vendimia emocional. No hacen ruido, pero resuenan. Ocurren en silencio, entre barricas que respiran y botellas que aún no existen. Así se sintió en Lima el anuncio que hoy marca un nuevo punto de inflexión en la vitivinicultura del continente: Rutini Wines, la casa mendocina con más de un siglo de historia, selló una alianza humana y creativa que redefine su futuro. No fue solo un nombramiento; fue la fundación de un linaje.

Juan Pablo Murgia, elegido “Enólogo del Año” por Tim Atkin MW y una de las voces más lúcidas de la nueva generación, asumió oficialmente el rol de Gerente de Enología bajo la tutela de Mariano Di Paola, figura mítica del Valle de Uco y máximo artífice del reconocimiento global de Rutini. La noticia, presentada en Lima por Kahan Licores, se sintió como ver alinearse dos constelaciones que, hasta entonces, orbitaban por separado.

Una dinastía que se expande sin perder su pulso original

Di Paola —distinguido por Decanter entre los 30 winemakers más influyentes del mundo y recientemente coronado con un Best in Show por su Single Vineyard Malbec Gualtallary— representa la tradición que se niega a volverse estática. Su estilo, preciso y sensible, ha interpretado como pocos los terroirs del Valle de Uco. Murgia, en cambio, irrumpe con la curiosidad del explorador: innovador, técnico, emotivo, obsesionado con preservar la identidad del origen sin perder el pulso contemporáneo.

Ambos, juntos, no se anulan. Se expanden.

Un equipo que parece orquestado para la posteridad

A la dupla se suma Martina Galeano, licenciada en Enología y magíster por la Universidad de Davis, California, además de un grupo de jóvenes talentos que consolidan un dream team intergeneracional tanto en Bodega La Rural como en Rutini Wines. El movimiento es estratégico, pero también espiritual: habla de continuidad, de legado y de diseño a largo plazo.

Porque si algo distingue a Rutini no es solo su calidad, sino su capacidad para pensar en décadas, no en temporadas.

Perú: uno de sus territorios más fieles

Pocas marcas extranjeras han logrado enraizarse tan profundamente en el paladar peruano como Rutini. Sus líneas premium —Colección de Gualtallary, El Cepillo y La Consulta— forman parte del inventario emocional de los amantes del vino en Lima. No se beben: se comparten como se comparten los secretos.

Por eso el anuncio resonó con tanta claridad en la escena local. Porque aquí el vino no es accesorio; es ritual, es conversación, es memoria líquida.

Seguir haciendo lo que Rutini ha hecho siempre —pero mejor

“El consumo mundial de vino está disminuyendo lentamente, pero los vinos de alta calidad y orientados al terroir crecen y se mantienen sólidos. Debemos seguir haciendo lo que Rutini ha hecho durante muchas décadas: enfocarnos en vinos con identidad de origen”, señala Murgia, entre catas, cenas maridajes y conversaciones que se estiran más allá de la medianoche.

Hay ambición, sí. Pero también serenidad. La certeza de quien sabe que el tiempo —si se trabaja con respeto— siempre devuelve el favor.

El Valle de Uco duerme en silencio, pero algo ha cambiado. Dos generaciones se han estrechado la mano entre barricas. La historia se ha movido un milímetro. Lo suficiente para reordenar el firmamento.

Y en esa nueva constelación, Rutini Wines vuelve a brillar con luz propia —y compartida.

Escribe: Nataly Vásquez