De Machu Picchu a la Toscana, un recorrido por los rincones más exclusivos del mundo donde espiritualidad y sofisticación se funden en una experiencia inolvidable.
Cuando la Semana Santa se aproxima, el mundo se detiene por un instante. Las ciudades bajan el ritmo, los templos se llenan de silencio y las almas buscan un refugio donde renovar su fe, su energía… y su buen gusto. Para quienes entienden que el viaje también es una expresión de estilo, existen destinos de lujo que combinan espiritualidad, descanso y experiencias exclusivas. Aquí, una guía para elegir el lugar perfecto donde la elegancia se convierte en devoción.
Machu Picchu: Misticismo andino con cinco estrellas
No es casual que miles de viajeros elijan el Valle Sagrado como su santuario durante estas fechas. Enclavado entre montañas de sabiduría milenaria, el Santuario Histórico de Machu Picchu ofrece más que historia: brinda la posibilidad de hospedarse en alojamientos de ensueño como el Inkaterra Machu Picchu Pueblo Hotel o el Sumaq Machu Picchu Hotel, donde cada detalle está pensado para reconectar con la naturaleza, el cuerpo y el alma.
El lujo aquí no es ostentación, sino conexión: desayunos gourmet con productos autóctonos, rituales ancestrales con hojas de coca y trekkings privados hacia miradores ocultos. Viajar por Semana Santa a Machu Picchu es una experiencia transformadora, donde el tiempo y la modernidad se detienen para dar paso al asombro.

Toscana: Viñedos, villas y vigilia al estilo italiano
Imagínese atravesar las colinas doradas de la Toscana mientras suena una misa de Vivaldi en alguna iglesia barroca escondida en un pueblo medieval. Esta región del centro de Italia ha elevado el turismo de lujo a una forma de arte: villas restauradas con historia, catas privadas en bodegas centenarias y cenas a la luz de las velas con chefs galardonados por la Guía Michelin.
En Semana Santa, el ambiente se llena de fervor y tradición. Los pueblos celebran procesiones silenciosas que conmueven hasta al viajero más escéptico. Lugares como Cortona, Montepulciano o San Gimignano ofrecen el equilibrio perfecto entre retiro espiritual y placer sensorial. Ideal para quienes desean vivir la Pascua entre vinos y viñedos.

Jerusalén: Historia, fe y lujo en tierra sagrada
Para los más devotos, Jerusalén es el epicentro de la Semana Santa. Pero más allá del Vía Crucis y el Santo Sepulcro, la ciudad también ofrece una cara moderna y exclusiva. El Waldorf Astoria Jerusalem o el The David Citadel Hotel son exponentes de una hospitalidad que respeta la espiritualidad del lugar sin renunciar al confort absoluto.
Aquí, el lujo se manifiesta en experiencias únicas: visitas privadas al Muro de los Lamentos, recorridos nocturnos por el Monte de los Olivos o cenas kosher gourmet con vistas al casco antiguo. Viajar por Semana Santa a Jerusalén es sumergirse en la raíz misma de la celebración, con el privilegio de hacerlo en primera clase.

Maldivas: Paraíso sin procesiones
Si lo que se busca es escapar del ruido —incluso del religioso—, las Islas Maldivas ofrecen un lujo distinto: el de la evasión total. Villas sobre el agua, spa holísticos, cenas bajo el océano y playas privadas que parecen salidas de un lienzo. Aquí, el espíritu se purifica con brisa marina y masajes ayurvédicos.
Muchos resorts, como el One&Only Reethi Rah o el Soneva Fushi, diseñan experiencias especiales para Semana Santa: desde meditaciones guiadas al amanecer hasta banquetes pascuales junto al mar. Para los viajeros de alma hedonista, esta es una Semana Santa entre corales y silencio tropical.

Cuzco: Tradición viva con toques de lujo colonial
Volviendo a América Latina, ningún destino como Cuzco para vivir la Semana Santa con autenticidad y esplendor. La ciudad, antigua capital del Imperio Inca, ofrece una de las celebraciones más intensas del continente, con procesiones multitudinarias, arte religioso y un fervor popular conmovedor.
A pocos pasos de la Plaza de Armas, el JW Marriott El Convento Cusco y el Belmond Hotel Monasterio permiten vivir esta efervescencia con el confort de los claustros restaurados y los servicios más exclusivos. El viajero puede asistir a la procesión del Señor de los Temblores por la tarde y disfrutar por la noche de una cena maridada con pisco en un salón de techos abovedados del siglo XVI. Semana Santa en Cuzco es historia viva con perfume de lujo.

El lujo de viajar con propósito
Sea cual sea el destino elegido, viajar por Semana Santa es una oportunidad para detenerse, contemplar y renovar energías. Y si el entorno acompaña con confort, diseño, privacidad y experiencias únicas, tanto mejor. En estos lugares, el lujo no es un exceso, sino una forma de rendir culto al viaje como acto de introspección y gozo.
Porque al final del camino —ya sea una procesión por las callejuelas de Jerusalén, un paseo entre viñedos italianos o un ritual andino en la cima de una montaña— lo que buscamos es lo mismo: una experiencia que eleve el espíritu sin dejar de honrar el estilo.
Redacción: Anghelo Basauri Escudero