El encuentro con Abdul Effio no ocurre en la superficie de la moda, sino en un territorio más profundo, donde la ropa se vuelve un lenguaje alternativo al habla. Durante una entrevista exclusiva con Signature, nos damos cuenta cómo su presencia se lee como una coreografía que nació en la danza y en el teatro, pero que hoy se traslada al asfalto, a la cámara, al ojo digital. Vestirse, para él, es un acto de provocación cultural y emocional, un modo de hablar sin pronunciar palabra, de convertir cada prenda en un signo cargado de memoria, ironía o deseo.

La vulnerabilidad como materia prima
En su discurso, la ropa no se reduce a estética: funciona como espejo y como armadura. Hay días en los que Abdul se viste para protegerse, otros en los que lo hace para exhibir lo más íntimo. Esa tensión —entre lo que se oculta y lo que se revela— da forma a un proceso creativo en el que la vulnerabilidad no se esquiva, sino que se abraza. Allí radica la fuerza de sus imágenes: no en el artificio, sino en la fragilidad asumida como un gesto de autenticidad.


Frente al espejismo de lo seguro
En tiempos donde los códigos visuales globales uniformizan la mirada, Abdul plantea otra filosofía. Reconoce la existencia del mal gusto, pero no como estética, sino como indiferencia. Para él, vestir sin conciencia es ceder a la repetición sin alma. Consciente de la tentación de encajar, ha aprendido a valorar lo incómodo, lo difícil y lo único. “El estilo no es cuestión de dinero, sino de sensibilidad”, afirma, dejando claro que la verdadera riqueza está en la capacidad de transformar lo mínimo en identidad.

Archivos de una época
Al preguntarle por su legado, Abdul lo define como un diario visual. No busca ser solo recordado como figura de moda, sino como alguien que dejó constancia de un tiempo a través de imágenes que dialogan con la intimidad y la época que las enmarca. Su deseo no es monumental: basta con que alguien, en el futuro, sienta la necesidad de atreverse tras ver una de sus publicaciones. Inspirar, aunque sea a uno, ya es dejar huella.


Para Abdul Effio, la moda se vuelve rito, resistencia y memoria. Cada look, más que tendencia, es testimonio: un gesto estético que incomoda al silencio y transforma la vulnerabilidad en lenguaje.
Escribe: Nataly Vásquez