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Mateo Cedron: Traducir lo intangible en atmósferas auténticas

Hay quienes entienden el diseño como un ejercicio estético. Y hay quienes, como Mateo Cedrón, lo conciben como un ecosistema: un entramado de narrativas, decisiones productivas, atmósferas culturales y experiencias humanas que trascienden lo visual. En una entrevista exclusiva con Signature, nos cuenta como su práctica no se limita al objeto o al espacio terminado; su territorio es el relato completo que envuelve a una marca, un proyecto o un gesto creativo.

Cuando la consultoría se convierte en relato

Cedrón descubrió pronto que el diseño podía expandirse hacia un campo más amplio. Lo que comenzó como un acompañamiento informal a amigos terminó por consolidarse en un modelo de consultoría creativa que no solo orienta, sino que estructura identidades. Para él, el proceso importa tanto como el resultado: el modo en que un equipo creativo comprende la personalidad de una marca es tan decisivo como la manera en que un cliente final la percibe.

En ese cruce, la consultoría se transforma en una herramienta para articular visión y coherencia, traduciéndose en estrategias que refuerzan propósito y generan experiencias que trascienden lo inmediato.

Autenticidad, coherencia y sensibilidad cultural

Su método se apoya en tres principios que actúan como brújula: autenticidad, coherencia y sensibilidad cultural. La primera garantiza que lo creado no sea un eco, sino una voz propia. La segunda asegura que lo visual, lo verbal y lo experiencial mantengan una línea narrativa consistente. Y la tercera reconoce que ningún proyecto existe en un vacío: cada propuesta debe dialogar con un lugar, con una historia y con las personas que lo habitan.

Esta mirada interdisciplinaria le permite orquestar proyectos que son, a la vez, estéticos y memorables. Diseños que no buscan imponerse, sino habitar con inteligencia.

Traducir intangibles en experiencias

Uno de los aportes más singulares de Cedrón es su capacidad para conectar lo abstracto con lo tangible. Las marcas suelen tener claridad sobre sus valores o aspiraciones, pero no siempre sobre cómo materializarlos. Él interviene en ese punto de traducción: transformar personalidad en espacio, valores en rituales de hospitalidad, emociones en estrategias.

Cada detalle —desde la textura de un mobiliario hasta la forma en que alguien es recibido en un espacio— se convierte en un vehículo de comunicación. Lo invisible adquiere materia y lo intangible encuentra cuerpo.

Un futuro donde el diseño piensa como estrategia

Para Cedrón, el futuro del diseño está marcado por lo multidisciplinario. Imagina una generación de creativos capaces de pensar como estrategas y de estrategas capaces de actuar con sensibilidad estética. El consultor creativo se erige como mediador, articulador y traductor de complejidades.

Su ambición va más allá del impacto comercial. Quiere ser parte de un movimiento donde Latinoamérica no solo sea narrada, sino que también exporte metodologías, conocimientos y genealogías alternativas. El vínculo con Colombia, señala, le ha permitido ver lo mucho que aún puede crecer el Perú en la manera de construir marcas y en cómo estas habitan los espacios.

En tiempos en que el diseño corre el riesgo de diluirse entre fórmulas repetidas y discursos superficiales, Cedrón insiste en algo esencial: diseñar es narrar, y narrar es construir ecosistemas de sentido. Su huella aspira a ser esa: la de un creador que convierte cada proyecto en un territorio fértil donde la estética, la cultura y la estrategia dialogan sin jerarquías, como capas de un mismo relato.

Escribe: Nataly Vásquez