Todo comenzó como una conversación entre amigos. Tres miradas distintas, unidas por la obsesión compartida de mirar el mundo con ojos de arte, arquitectura y decoración. De ese cruce nació Cinemadeco, una propuesta que entiende el mobiliario no solo como objeto funcional, sino como lenguaje capaz de dar cuerpo a las emociones. Lo que empezó como un impulso creativo se transformó en un proyecto que hoy redefine la forma en que se construyen atmósferas para eventos, producciones y memorias visuales.

El mobiliario como narrador silencioso
En la lógica de Cinemadeco, cada pieza elegida es más que un recurso estético: es un actor silencioso que sostiene la narrativa. El mobiliario se convierte en puente emocional, capaz de transmitir un gesto íntimo en una sesión fotográfica o de amplificar el dramatismo en una escena cinematográfica. En un evento social, las mesas, sillones o lámparas son escenografías discretas que hacen posible que la vida ocurra con naturalidad, pero con belleza.
Curaduría entre intuición y propósito
El catálogo de Cinemadeco no se define por la moda efímera, sino por la intuición estética y la sensibilidad comercial. Cada incorporación responde a la búsqueda de piezas funcionales y bellas, capaces de dialogar con las necesidades de clientes que buscan más que mobiliario: buscan carácter. Entre el detalle artesanal de una mesa vintage y la contundencia minimalista de una silla de líneas limpias, la selección siempre parte de una premisa: que cada objeto sostenga y eleve la narrativa de un espacio.

De lo social a lo cinematográfico
Su versatilidad se mide en escenarios. En un evento social, la prioridad es la armonía entre funcionalidad y estética; en una producción audiovisual, la exigencia se intensifica, pues el mobiliario debe encarnar la atmósfera de la historia que se cuenta; mientras que en la fotografía, lo lúdico toma protagonismo, permitiendo composiciones que rozan lo experimental. Cada proyecto implica un desafío distinto, pero todos encuentran un denominador común: la obsesión por la atmósfera precisa.

Almas viejas, miradas jóvenes
La inspiración de Cinemadeco surge de un gesto casi nostálgico: la fascinación por épocas pasadas. Se definen como almas viejas en cuerpos jóvenes, atraídos por la riqueza de los detalles antiguos y el nivel de cuidado que destila el mobiliario clásico. Ese diálogo con la memoria estética es lo que da fuerza a su colección, y lo que convierte a ciertas piezas, como sus sombrillas icónicas, en sellos identitarios capaces de atravesar producciones, eventos y escenarios diversos.
Un futuro en expansión
Cinemadeco no se conforma con haber marcado diferencia en la escena local. Su visión de futuro se orienta a convertirse en referente de diseño y mobiliario para eventos y producciones, expandiendo horizontes hacia nuevos mercados, nuevas líneas y nuevas geografías. Su apuesta es clara: crecer con creatividad y consistencia, sin perder de vista la esencia que los vio nacer, esa mezcla de pasión intuitiva y rigor estético que hace de cada pieza un relato en sí mismo.

En cada proyecto, Cinemadeco recuerda que habitar un espacio es siempre contar una historia. Y que en ese relato, los muebles no son solo objetos, sino testigos y protagonistas, cómplices de escenas que quedarán en la memoria.
Escribe: Nataly Vásquez