Desde su apertura, Lagunilla ha logrado consolidarse como un referente en el mundo de la gastronomía y coctelería en Ica. Con una propuesta innovadora y una identidad bien definida, este espacio se ha convertido en un punto de encuentro para quienes buscan experiencias únicas en cada bocado.

Lagunilla nació conceptualmente en 2018 como un proyecto de fin de máster en San Sebastián, España. La idea principal era desarrollar una propuesta gastronómica que tuviera un impacto positivo, ya sea a nivel medioambiental o social. Eduardo Uribe, chef y fundador del restaurante, encontró inspiración en la playa Lagunilla de Paracas, un lugar que marcó su infancia y al que quiso rendir homenaje a través de su cocina. «Muchas veces, los productos y las personas de esta región son subestimados. Quería poner en valor su trabajo y el espacio al que pertenecen», comenta Uribe.

Arquitectura y concepto escénico
La concepción arquitectónica de Lagunilla se imaginó como un restaurante elevado sobre un acantilado, evocando el paisaje de Paracas. Su diseño industrial combina cemento, fierro carbonizado, madera y vegetación para generar un ambiente que remite al desgaste natural producido por la brisa marina. «Nos visualizamos como una obra de teatro donde la cocina es el escenario, los cocineros y bartenders son los actores y los clientes son los espectadores», explica Uribe.
Este concepto llevó a la implementación del showcooking, un elemento distintivo del restaurante que permite a los comensales observar en tiempo real la preparación de los platos. «Queremos integrar el proceso de elaboración al cliente, que vea lo que sucede dentro de la cocina, que sea parte de la experiencia», agrega el chef.

Transparencia y productos frescos
La apertura de la cocina no es solo una decisión estética, sino un compromiso con la transparencia y la frescura de los ingredientes. «Nosotros decimos que trabajamos con productos frescos, y queremos ser consecuentes con ello. La cocina abierta obliga a mantener un estándar impecable en la preparación y presentación de los platos», afirma Uribe. Esta filosofía también busca revalorizar el trabajo de los cocineros, permitiendo que los clientes aprecien cada detalle del proceso culinario.
Una fusión de sabores con raíces peruanas
La propuesta gastronómica de Lagunilla es una fusión entre la cocina peruana y la influencia oriental, incorporando elementos nikkei, tailandeses y coreanos, pero siempre con insumos locales. «Queremos que nuestra cocina tenga un mensaje claro, independientemente de quién esté al mando», menciona Uribe. La carta equilibra platos familiares para el público iqueño con propuestas innovadoras que desafían el paladar y buscan sorprender.


Apostar por Ica: un desafío con convicción
A pesar de que ciudades como Lima, Piura y Chiclayo dominan la conversación gastronómica en el Perú, Uribe vio en Ica una gran oportunidad. «Me daba celos escuchar sobre gastronomía peruana y que siempre se hablara de las mismas ciudades. Vivimos en un valle rico en productos agrícolas y vinícolas, pero poco visibilizado», explica. Elegir una ubicación fuera de las zonas comerciales tradicionales fue un reto, pero también una declaración de intenciones. «Queremos demostrar que en Ica también se puede hacer alta gastronomía», agrega.
Educación del cliente y experiencia gastronómica
Parte del desafío de Lagunilla ha sido educar al comensal sobre su innovador concepto gastronómico. «No todos están acostumbrados a una experiencia diferente. Algunos llegan buscando una cevichería tradicional y se encuentran con algo totalmente distinto», comenta Uribe. Para ello, el equipo ha sido capacitado en la filosofía del restaurante, asegurándose de transmitir el concepto a través del servicio y la atención al detalle.
Desde el uso de productos locales hasta la técnica culinaria, cada elemento busca generar una experiencia gastronómica integral. «La capacitación del equipo es clave. No podemos explicar a cada cliente lo que hacemos, pero sí podemos asegurarnos de que cada mesero y cada cocinero transmita nuestro mensaje de manera clara», enfatiza.


Coctelería de autor con identidad local
Al igual que su propuesta culinaria, la carta de cocteles de Lagunilla busca resaltar los productos locales. «Tenemos cocteles inspirados en nuestra región, como el ‘Palpa Smash’, hecho a base de pisco y tamarindo, y el ‘Lagunilla Sour’, que incorpora togarashi y caramelo de agua de manto», detalla Uribe. Estos cocteles no solo complementan la comida, sino que también refuerzan la identidad del restaurante y su apuesta por la innovación.
Un futuro prometedor
Con solo unos meses en el mercado, Lagunilla ha logrado captar la atención y fidelidad de diferentes tipos de clientes. «Nos hemos encontrado con todo tipo de reacciones, desde quienes esperaban una experiencia más tradicional hasta aquellos que buscaban algo diferente y encontraron en Lagunilla una propuesta novedosa», comenta Uribe.
A pesar de los desafíos, el equipo se mantiene firme en su visión. «Sabemos que el camino es retador, pero creemos en lo que hacemos. Nos gustaría que Lagunilla marque un camino para que otras marcas también se animen a innovar en Ica», concluye. Con una combinación de tradición y vanguardia, Lagunilla está en camino de convertirse en un referente gastronómico en la región.

