Desde la luz natural hasta los materiales nobles, Valeria Bazán y Andrea Alva han logrado fundar un estudio donde el diseño no solo se piensa, sino que se siente. En exclusiva para Signature, las socias revelan cómo construyen refugios emocionales en tiempos de hiperestimulación estética.
El arte de diseñar para quedarse
En un panorama saturado de tendencias efímeras y escenografías hechas para Instagram, Nava Studio ha encontrado su voz en lo esencial: el silencio, la contención y el arraigo. Este joven estudio peruano ha conseguido posicionarse como un referente de la arquitectura emocional, donde cada trazo, textura y sombra están al servicio del bienestar.
“Tu espacio debe invitarte a habitarlo, a querer estar y permanecer en él”, afirman. Y es desde esa premisa que han creado una identidad sólida, sin estridencias, donde el diseño no impone, sino que acompaña.
Diseñar para los sentidos, no solo para la vista
Conscientes del poder de las redes sociales, Bazán y Alva no niegan su importancia. Al contrario, reconocen su papel estratégico para mostrar lo que hacen. Pero advierten: el foco no está solo en la imagen perfecta, sino en el proceso honesto y sensible que hay detrás de cada proyecto.
“Diseñamos desde lo sensorial”, explican. “Mostramos no solo el resultado final, sino el proceso creativo, la transformación, la historia de cada espacio. Eso construye relaciones más auténticas con quienes nos siguen”.
Así, en medio de un entorno digital que muchas veces celebra la inmediatez, ellas apuestan por una arquitectura que habla de permanencia.

Materiales que cuentan historias
En su universo, la luz natural no es solo un recurso técnico, sino un elemento narrativo. La madera, la piedra, lo hecho a mano, son aliados en la creación de atmósferas que invitan al recogimiento.
“El diseño bien pensado ayuda a elevar las experiencias cotidianas”, sostienen. Y lo hacen desde una mirada atemporal, que privilegia lo auténtico frente a lo decorativo. “Queremos que nuestros espacios perduren en el tiempo, no que se agoten con la moda”.
Sostenibilidad emocional
Hablar de sostenibilidad para ellas no es usar materiales “verdes” ni instalar paneles solares como adorno. Es algo más profundo. Es pensar en espacios que sean habitables, honestos y responsables. Que conecten al usuario con su entorno sin perder belleza ni calidez.
“La sostenibilidad no es una moda, es una responsabilidad”, afirman con firmeza. Por eso, eligen trabajar con materiales duraderos, que reflejen la identidad de cada cliente y dialoguen con su estilo de vida.

Una firma con alma
En tiempos de velocidad, Nava Studio propone una arquitectura de la pausa, un lugar donde respirar, pensar y habitar con sentido. Sus proyectos son más que estructuras: son espacios que acompañan.
Valeria y Andrea no solo han construido un estudio: han trazado una ética del diseño. Una forma de ver el mundo, y de transformarlo, a través de los detalles.
Redacción: Anghelo Basauri Escudero